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La amnesia de Aristóteles

Por: Antonio Padilla ( empresario y ex asesor del Secretario de Gobernación )

Columna invitada

En días pasados, a través de sus redes sociales, el ex gobernador de Jalisco, Jorge Aristóteles Sandoval, confirmó que renunció a su cargo como secretario en el Comité Ejecutivo Nacional del PRI.

Aseguró que lo hacía por congruencia. Que se quedaba en el partido para ser una voz crítica hacia los dirigentes. Sobre las razones de su renuncia argumentó que veía un retroceso en el PRI; una dirigencia nacional empeñada en mantener el statu quo. Sentenció que “no hay futuro para el PRI recurriendo al pasado”.

Todo estaría muy bien con su renuncia y sus reclamos si no hubiera hecho en Jalisco exactamente lo que ahora reclama. Hablo específicamente de su relación –por no decir su control– con el PRI y no de su forma de gobernar, aunque también ahí hay para repartir.

En Jalisco, Aristóteles Sandoval hizo lo mismo que la mayoría de los gobernadores en México hacen: establecer un cacicazgo sexenal para controlar la vida pública de sus estados. En cuanto al PRI, se convirtió en una especie de jerarca cuya voz era decisiva en la vida interna del instituto. A tal grado era el control de Sandoval que algunos abyectos lo nombraban el “número uno” o el “primer priista del estado”. Como en los viejos tiempos de los que ahora tanto reniega.

Con el objetivo de afianzar lealtades, Sandoval utilizaba a ese partido para repartir cargos y candidaturas. Todas y cada una de las candidaturas del PRI en Jalisco en las elecciones 2015 y 2018 se definieron en su escritorio. Nunca fomentó ningún relevo generacional ni la democratización de la vida interna de su partido. Cooptó viejos cacicazgos y en otros casos creo nuevos. No importaba que muchos de esos allegados fueran mafiosos, corruptos o incompetentes. Lo que importaba es que fueran leales.

Para afianzar ese control sobe el PRI, Sandoval puso al mando del partido a un apéndice. Un amigo cercano y compadre del actual gobernador Enrique Alfaro: Héctor Pizano Ramos. A cambio de su sumisión irrestricta, Pizano fue premiado por Aristóteles como diputado local plurinominal del PRI a pesar de haber entregado el peor resultado electoral de su historia. Por si fuera poco, cuando Pizano llegó al Congreso no tardó en renunciar al PRI y sumarse a la bancada de Movimiento Ciudadano (MC). Ese movimiento fue necesario para cumplir la transición impune que pactaron Aristóteles y Alfaro para garantizar inmunidad hacia el exgobernador y sus allegados.

Así que cuando Aristóteles Sandoval habla de congruencia, crítica y cambio, yo veo más bien amnesia. Amnesia de la forma en que asfixió a su partido en Jalisco con un control vertical y patrimonialista. Amnesia frente a los pésimos resultados electorales que esa forma de controlar al PRI generó.

Lo cierto es que a Aristóteles Sandoval no le indignan las viejas prácticas del PRI, lo que le indigna es que ahora ya no se puede servir de ellas como lo hizo por 6 años. En realidad, el verdadero cambio en ese partido sólo será posible impidiendo que cacicazgos locales como el que él construyó sigan marcando la vida interna del partido por encima del mérito y la democracia.

El autor de esta opinión es colaborador especial de este sitio digital informativo y es el responsable de lo que escribe.