LA FISCALÍA DICE QUE “ALEXANDER SE FUE CON LA NOVIA”
Por: Dalia Souza / @DalhiaSouza
“No señora, su hijo ha de estar con la novia, luego llega”, le dijo un ministerio público de Lagos de Moreno entre risas, a la madre de Alexander Contreras Cedillo, cuando acudió a levantar la denuncia por su desaparición.
Su padre, el señor José, recuerda que ese día Alexander fue con su abuelita a la colonia Las Huertitas, iba a ayudarle a montar un pequeño puesto de enchiladas y aprovechó para quedarse a desayunar. De acuerdo con la información que han conseguido recabar sus familiares, la última vez que se le vio fue a la una de tarde, cuando partió de esta colonia en la zona periférica de la ciudad, para dirigirse a su casa.
Sin embargo, Alexander no llegó a su destino.
Eran aproximadamente las 3:00 p.m. cuando su madre, preocupada, comenzó a llamar a su teléfono celular, pero lamentablemente no recibió respuesta, ya sólo le “mandaba a buzón”. La búsqueda para dar con su paradero se prolongó hasta las 10:00 p.m.. Acudieron a hospitales, al ministerio público municipal, con sus amigos y sus conocidos, sin obtener rastro alguno del joven.
Al día siguiente se levantó la denuncia y el ministerio público a cargo le dijo a la familia que también activarían la Alerta Amber, un mecanismo de búsqueda inmediata de menores desaparecidos en Jalisco y en el país.
Esa misma tarde, agentes de la Delegación Altos Norte de la Fiscalía General del Estado en Lagos de Moreno, acudieron a su domicilio para hacerle las mismas preguntas: ¿ya lo buscaron con sus amigos?, ¿no está con su novia?, ¿ya fueron a los hospitales? Sin ofrecer certeza sobre la búsqueda o investigación para localizarlo.
Sobre Alerta Amber, es un hecho, refiere la familia, que han sido amables, atentos e, incluso, diligentes en llamar cada tercer día para preguntar si es que ya saben algo de su hijo Alexander; lamentablemente, no han sido así para emitir una cédula de búsqueda y mucho menos para dar con su paradero.
A dos mes de la desaparición de Alexander, las respuestas de la autoridad para su familia siguen siendo la mismas de aquel día: “seguimos investigando”, “si tenemos algo, nosotros le llamamos”.
Alexander es un joven de 16 años que siempre está “al pendiente de su familia” y se encarga de llevar a sus hermanos a la escuela. El sábado 26 de enero que desapareció, conducía una moto que su madre le compró para que le fuera más sencillo trasladar a sus hermanos. Entre sus señas particulares tiene una cicatriz en la barbilla y otra más en el cuello por una quemadura que se hizo cuando era más pequeño con una luz de bengala.
Su madre le extraña y confía en que pronto estará de vuelta en su casa, aunque pide que, si alguien sabe de él, si “alguien lo tiene” que se lo regrese:
“Yo confío en que mi hijo está bien, porque él no hacía nada malo. Yo lo que quiero decirles es que extraño mucho a mi hijo, si alguien lo tiene que me lo regrese, es un niño bueno, no merece estar en donde está. Me estoy muriendo por la angustia de no saber nada de él”.
Las desapariciones no son la única problemática violenta que afecta a la población joven laguense
Lagos de Moreno ha presentado un repunte en las cifras de muertes violentas de jóvenes menores de edad (0-17 años) y adultos jóvenes (18-34 años) durante los últimos seis años, lo anterior, en función de los registros de autopsias realizadas por el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses desde el año 2012.
De acuerdo con su base de datos, en el año 2012, 13 personas fueron asesinadas, de éstas 10 tenían entre 18 y 34 años (78%); de manera particular en el año 2013 el instituto sólo documenta nueve muertes violentas a causa de un arma de fuego, sin embargo, ocho de éstas no refieren una edad y/o se presenta como “edad desconocida”. Ya en el año 2014, la suma de muertes violentas particularmente sobre jóvenes y adultos jóvenes se vuelve difusa, ya que, de los 10 casos registrados, cinco pertenecen a personas que tenían entre 34 y 54 años de edad al momento de su muerte.
El año 2015, 15 personas fueron asesinadas de manera violenta, ocho de éstas tenían entre 18 y 34 años, mientras que dos más tenían entre 0 y 17 años. Para el año 2016 la suma aumenta a los 23 casos, de los cuales, 10 pertenecen a personas entre los 18 y los 34 años y una más entre los 0 y los 17 años, es decir, estas muertes representan el 47 por ciento.
En el año 2017, la cifra se duplica alcanzando las 44 muertes violentas, de éstas, 22 pertenecen a personas jóvenes de entre 18 y 34, y seis a menores de edad de entre 0 y 17 años. En tanto, para el 2018, 82 personas murieron de manera violenta, 34 tenían entre los 18 y los 34 años de edad, es decir; esta cifra corresponde al 41% del total de las muertes, mientras que, tres eran menores de edad.
Este es un trabajo de investigación publicado el pasado 23 de marzo en: